Escondida en medio de los cerros de San Juan de Lurigancho, la vegetación se extiende para crear un paisaje verde sobre la vista gris de la ciudad.
Vista lateral de la Selva Escondida y su mirador. Créditos: Selva Escondida de San Juan de Lurigancho.
Se trata de la ‘Selva Escondida’, un parque ecológico ubicado en la ladera de un cerro de Villa Huanta, y que le llevó a sus dueños alrededor de 35 años para crearlo, cuidarlo y presentarlo al público local.
Para conocer el origen de la Selva Escondida, primero hay que conocer quiénes la crearon, y para eso debemos retroceder en el tiempo, hasta inicios de los 80’s.
En 1981, en plena aparición del terrorismo, Mauro Escobar y Ester Rodríguez salen de su natal Ayacucho para mudarse a la gran ciudad. En su viaje tuvieron que abandonar muchas cosas atrás, pero lo que nunca dejaron fue su gusto por las plantas.
El puente colgante es uno de los principales atractivos. Créditos: Selva Escondida de San Juan de Lurigancho.
Tiempo después sería el mismo señor Mauro, impulsado por esta afición, quien iniciaría el proyecto que sin saberlo, tendría un impacto en su comunidad. Años más tarde sería su hijo Herbert quien continuaría con el cuidado de las plantas y el responsable de dar a conocer -durante la pandemia- el lugar al público.
¿Dónde se encuentra y cómo llegar?
La Selva Escondida se ubica en la 3ra Etapa de Canto Grande de San Juan de Lurigancho, a la espalda de la Av. Santa Rosa de Lima. Precisamente en el pasaje Mariano Sánchez.
Existen varias rutas para llegar al lugar, pero existen dos métodos más eficaces y sencillos de visitar la Selva Escondida.
El primero lo menciona el youtuber Edu Rivera, donde explica la ruta que se debe tomar para personas que no sean realmente habitantes de San Juan de Lurigancho.
Mapa de la primera ruta recomendada.
Para ello, se debe tomar la Línea 1 del Metro y bajarse en la estación San Martín. Luego, girar a la derecha y recorrer toda la avenida Canto Rey hasta llegar a la calle Santa Rosa de Lima.
Lo último, es dirigirse a la espalda de la calle y caminar hacia la izquierda, donde se encontrará la entrada al parque ecológico.
Mapa de la segunda ruta recomendada.
La segunda ruta consiste en llegar hasta la cuadra 31 de la Av. Fernando Wiesse, hasta el cruce con la avenida Del Parque. Desde ahí se puede recorrer toda la calle hasta llegar directo a la Selva Escondida. Ambos recorridos se pueden hacer a pie o en vehículo.
Precio y atención
Ya en la entrada del lugar, un portón metálico y de color negro, el precio para acceder es de S/. 6.00 por persona. Además, el horario de acceso es de Lunes a Domingo, de 9:00 a.m. a 6 p.m.
La Selva Escondida cuenta con una página web, donde se brinda más información sobre la atención.
¿Qué ofrece la Selva Escondida?
La Selva Escondida recibe a los visitantes con una entrada de caña, desde donde ya se pueden apreciar las plantas y el resto de vegetación. Todo el camino está señalizado y mientras se va ascendiendo por el sendero escalonado, las personas pueden ver diferentes árboles frutales como: higueras, limoneros, paltas, mangos, mora, mamey, entre otros.
Plantas y animales conviven en la Selva Escondida.
Cuando se llega a la mitad del recorrido, los visitantes podrán ver el pequeño zoológico del parque. Un recinto que cuenta con aves como cacatúas, gallos y gallinas, codornices y loros. Y otros animales como cabras y conejos.
En años pasados la Selva Escondida también contaba con tres monos, pero el parque tuvo que entregarlos luego de una inspección por parte de los Servicios de Parques de Lima (SERPAR).
El lugar también cuenta con una catarata artificial que desemboca en un lago habitado por carpas de varios colores, donde las personas pueden darles de comer y reposar luego de la caminata.
Una respuesta al déficit de áreas verdes
Aunque no lo parezca, la Selva Escondida se ha mostrado como una respuesta a las pocas opciones de parques y áreas verdes que posee San Juan de Lurigancho.
Una vista panorámica del contraste gris de la ciudad tomada desde el mirador de la Selva Escondida.
Tan solo hace falta revisar uno de los últimos informes realizados por la Municipalidad de Lima Metropolitana y la División de Áreas Verdes y Ecosistemas de la Subgerencia de Gestión Ambiental para tener una percepción del déficit.
Según el informe, el distrito más poblado de Lima solo cuenta con 1,971, 052 metros cuadrados de áreas verdes habilitados para 1 millón 128 mil habitantes. Es decir, que cada residente de San Juan de Lurigancho solo contaría con 1.90 metros. Una medida similar al largo de una cama de plaza única.
A esto hay que sumarle los casi 2 kilómetros cuadrados -equivalente al tamaño de la Playa Artificial- de áreas verdes que están en mal estado, como señaló la misma Municipalidad de San Juan de Lurigancho en 2019.
Los beneficios de más Selvas Escondidas
Para Eliana Jaime Huamán, ingeniera ambiental, la presencia de áreas verdes siempre trae beneficios consigo y el diseño de zonas similares a la Selva Escondida ofrecería grandes beneficios para la población de San Juan de Lurigancho, comenzando por la mejora de calidad del aire.
La contaminación está muy presente en SJL, debido a su alta concentración vehicular. Créditos: Nitro.pe.
Huamán señala que, al ser SJL el distrito más poblado de Lima Metropolitana, la contaminación está más presente por la excesiva congestión vehicular, la basura acumulada y las fábricas. La creación de más áreas verdes actuarían como sumideros de CO2 y liberarían oxígeno durante la fotosíntesis, además reducirían el calor urbano durante las olas de calor.
Así mismo, recalcó que la aparición de nuevas áreas verdes mejoraría la estética y paisajística de la zona. Por ende, aumentaría el valor de la propiedad, pero principalmente contribuiría a la conservación de la biodiversidad.
Por otro lado, Judith Aquino, psicóloga residente de SJL, nombró otro tipo de beneficios que aportarían más áreas verdes en el distrito.
Para Aquino, nuevos parques y zonas ecológicas se relacionan con la salud mental. Un lazo que se ha visto reforzado durante la pandemia y que se vio reflejado en la popularidad que ganó la Selva Escondida.
“La presencia de más Selvas Escondidas servirían como espacio de recreación, ejercicio y ofrecerían beneficios para la salud mental”, señaló Judith Aquino. “Beneficios como la disminución del estrés y mejorar el estado anímico”.
Un proyecto en expansión
Por último, es necesario mencionar que el actual dueño y principal cuidador de la Selva Escondida, Herbert Escobar Rodríguez, tiene pensado implementar nuevos espacios dentro del parque, además de asociarse con SERPAR para el diseño de un zoológico más grande y una mejor supervisión.
Herbert Escobar Rodríguez, actual dueño y cuidador de la Selva Escondida.
Actualmente, el señor Herbert realiza la construcción de una casa del árbol en el área de bambús y un foso, muy cerca del lago y la catarata artificial, el cual pueda ampliar el espacio que los peces carpa tienen para nadar.
Bajo el puente se puede ver el foso con el que se conectará el lago y la catarata.
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